viernes, 22 de agosto de 2008

262. Todavía tengo ese trabajito.

Lo conseguí el día que me quedé sin dinero. Por poco me carcajeo cuando Yolanda me preguntó ¿te gustan los niños?, con cincuenta euros en la bolsa casi te gusta lo que sea. Por supuesto dije sí, una vez conté que llevaba más efectivo para que nadie entrara en pánico. No tenía más, ya había pedido prestado todo lo que pediría una vez cuando el cajero devoró mi tarjeta en Sevilla, ciento setenta euros que por tonterías de los bancos y la red aun no pago. Vinicius dice que tengo mucho estómago, yo creo que poca conciencia. En mi cabeza las cosas no tenían por qué salir mal, había llamado y visitado un montón de sitios el último mes entonces algo debía pasar esa semana. Cuando quedé para la entrevista di por un hecho que me contratarían, así que ese finde viajé a Madrid.

Seguí en el bar donde experimentaba con la clientela, a lo que hacía no puede llamarse trabajo, en principio porque no me pagaban. Era divertido estar en la barra, preparar las bebidas apenas ver entrar al cliente. Todos en el bar siempre piden lo mismo :) Algunos se inventan combinaciones de siete palabras para nombrar a su café, creo que lo hacen para confundir a la camarera. Silvestre, el abuelo de los niños que cuido, antes de empezar el MUS se pide un zumo de naranja. Comencé a trabajar el 25 de Febrero, aquella semana recibí llamadas de otros empleos que rechacé porque mi efectivo no daba para más movimientos de fantasía.

Quería dejarlo en agosto, estoy hasta la madre de muchas cosas. Limpiar un chalet de tres plantas, con jardín, garaje y dos terrazas es algo de lo que jamás me creí capaz. Mi habitación en la Casa del Estudiante Sudcaliforniano era refugio de hongos fosforitos en platos de colores. ¡Bien padre! Compré un restirador que jamás usé para algo relacionado a estilógrafos o albanenes, siempre hubo trastes, ropa, botellas de agua potable y medias botellas de agua con pinceles a remojo, ya sé que está mal, se estropean. Hace poco nos visitaron unos belgas, felicitaron a Yolanda por el estado de la casa, estaban sorprendidos del brillo que tenía todo. Les caí bien, llamaron a Miriam para decirle que era un encanto. Sólo una persona me había dicho así antes, por supuesto me acordé de él. Una mañana en el café me confundí y dije francés en lugar de flamenco, maldición, supe de inmediato mi error, corregí, pero bueno creí que me odiarían para siempre y no. Hablamos un montón todavía, les parecí muy joven, me llamaban Alexandra. Por ahí en un papel tengo el título de una chanson que dijeron debía oír.

Me han dado quince días de vacaciones, estoy en ello. Antes tuve que cambiar de ritmo varias veces, viajar con los niños a la casa de Paquita en Jaca y luego estar dos semanas en Sitges en el mega chalet de su tía Miriam. Dejé de limpiar con locura hace más de un mes. En Jaca no salí de la piscina, Paquita hacía todo conmigo, por la mañana bebíamos café, limpiábamos un poco el piso y nos íbamos a nadar. Por la tarde, los niños y ella deseaban enseñarme el pueblo así que fuimos varias veces. Sino, de nuevo a bañarnos. Para mi viaje a Madrid me preparó un bocadillo delicioso de tortilla francesa (omelette) y me compró unos panecillos con pasas que Miriam devoró apenas puse en su alacena, sí, por no comerlos a tiempo murieron en Sitges durante la sobremesa.

Yo no quería ir a Sitges, le dije a Yolanda que su mamá me agobia, que no se relaja y es muy mandona. Dijo que hablaría con su hermana para que Teresa estuviese en paz. Miriam es mayor que Yolanda, tiene 42 años y un divorcio. Estuvo casada con un chico de Bilbao, de quien todavía hay fotos por toda la casa. Me dio susto :P Van por los pasillos vestidos de novios. Vivieron aquí cuatro años, supongo que le quería mucho, incluso aprendió euskara, eso para mí es prueba de amor, ji. Ella cree que está a dieta pero en su casa las únicas que bajaron de peso durante esos quince días fuimos Marlene y yo. ¡Cómo no!, prefería terminar con las sobras del refrigerador antes que preguntar qué comeríamos. La primer semana compraba carne sólo para ellos y en su mente contaba con que la boliviana y yo funcionaramos como una persona. Así, es normal tener las piernas tan gordas.

Miriam no me cae mal, hace lentejas ricas, bonitos canapés, es menos inútil que Yolanda e intenta educar a sus sobrinos. Sólo que es una pinche mezquina. Salí de ahí con casi sesenta kilos, feliz porque me hacía falta bajar los que me sobraban :D Su casa tiene pista de tenis, piscina, discoteca, billar, un mini parque, jardines, tres plantas y un pino enorme que ensucia mucho.

3 comentarios:

Anonymous El Mareo ha dicho...

Una vez, en un pesero xochimilca por el que escapábamos de la enap en dirección a Coapa (que es como salir del sartén para caer al fuego), me dijiste que te gustaba mucho escribir.

Hace mucho que te empecé a creer, y me gustó tu post. Quizá porque me interesa saber más sobre tu modo de vida, jaja.

Sí que tienes harto estómago.

25 de agosto de 2008, 14:50  
Anonymous Abril Mora ha dicho...

No mamar... Larguísimo, aburrido, sin color... No sé, esperaba más de este blog, no me gustó. Suerte para la próxima. CIAO!

10 de septiembre de 2008, 9:05  
Anonymous YO. ha dicho...

Me encanta leer este tipo de comentarios saliendo de gente que hace exactamente lo que critica (negativamente).

Si no quieres leer, limitate a ver las fotos. Hay de todo!

Mamar está genial.

AGUR!

11 de septiembre de 2008, 0:05  

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