-116. Bat bi eta hiru

Jóvenes, me voy a Valencia este viernes a la boda de Raquel que más bien parece nuestra o sea de todos los invitados, que porque hay que estar en un sitio todavía desconocido en hora y día señalado y subir al bus sorpresa, que nos quiere guapos pero sin tacones, que prohibidas las corbatas pero también los vaqueros, que mejor no llevar vestido pero que con vestido nos veríamos bonitas, que según es boda hippie pero tampoco te pases, que esto, eso y lo otro. No quería que compráramos nada porque para qué gastar pero que si era buen pretexto nadie iba a detenernos y que me lanzo de tiendas con tres euros de presupuesto. Lo del venid como queráis se me ha complicado un poco.

Primavera a lo noventas, TOTAL. Maxi estampados florales como los que usaba mi tía Connie en el verano paceño del 92, bolsos enormes, micro vestidos en color mamey (ja, que poco profesional, es que no es bermellón y tengo hueva de buscarlo), sombrerazos y accesorios a lo Pretty Woman, en H&M la neta me sentí Julia Roberts. Al fin, en otro lado compré un vestido morado de tres metros de largo, no el recomendado por mi fugaz asesor de moda, un tipo gay muy amable que dijo 'con esas tetas yo me llevaría el otro', a ver si voy a lamentarlo, pero es que era todavía más gipsy, en otra tienda compré un suéter verde oliva 'de entretiempo', de los largos delgaditos que lleva todo Madriz, en otra un trapo rojo para la cabeza y en una de señoras unas alpargatas altas, de esas con cintas, muy veraniegas, llevo como mil colores y voy sin bolso, sufro. Y pus ya, a ver qué, ahora debo ir a depilarme con cera Nair olor a orquídeas de la que se calienta en el micro -por cierto, huele a quemado- porque el vestido es strapless o sea 'palabra de honor' (ji). Quiero tomar fotos, bailar y acabar borrasha.