martes, 28 de abril de 2009

-115.

Un día todo va a ser diferente y no me voy a acordar de los detalles. Post sobre mi trabajito. Verdad es que 2009 será mi último año como figura del sector limpieza y cuidadora a sueldo, también que a partir de la siguiente semana me precipito sin querer a una jornada laboral de ocho horas, necesito dinero, he agotado las reservas. Inicio un fondo de ahorro para el retiro en mi cochinito Made in Segovia que descansa junto a la lámpara de luz azul sobre mi mesita de noche y espero con ansías el día en que pueda echarle un billete. Quisiera poder sumarle horas a la mañana.

Trabajo a 40 minutos de casa cuando se me pasa alguno de los dos que debo tomar o andan lento, aunque cerca, no hay forma de llegar cogiendo sólo uno, no más rápido. Ciertos días cuando despierto con ganas de volver a dormir me tiro a la cama sobre las dos treinta de la tarde a una micro siesta de mentiras, apuro todo lo que puedo y consigo llegar tarde uno, dos o tres minutos, nunca más, es imposible, de verdad está aquí a lado. Más que niñera soy un comodín de faena doméstica, chacha si quieres, la chica para los amigos, doncella si tienes más de sesenta y vives en Salamanca (el barrio, no la ciudad), por suerte estos padres se reprodujeron de a tres con todas las ganas de tener y cuidar a su 'familia numerosa', así que no me las dejan y se van corriendo.

Cuando empecé en marzo sólo eran dos chamacas pero fui avisada desde entonces de que a principios de abril tendrían un hermanito. Supongo que a partir de julio pasaré más tiempo con ellas porque estarán de vacaciones y mucho más en casa, por ahora las atiendo de vez en cuando en los baños, la cena y lo días nublados, cuando es imposible que salgan al parque con su madre. Creo que a la más pequeña le parezco simpática, jugamos con los patos a la hora del baño y hago caras para hacerla reír, a la mayor -de tres años y medio- no le gusto mucho, nunca me hace caso, dice que hablo mal, llora apenas la toco y golpea a su hermana para hacerme enojar, sólo estamos bien cuando cantamos, si ella me enseña una o al revés. Intento no pensar mucho en verano, las chicas son complicadas, me llevo mejor con los niños. Quizá hoy bañe al bebé, es tan pequeño, mide cincuenta y un centímetros y pesa tres kilos y medio o menos, creo que al nacer yo pesé tres setecientos quizá más, era gordísima. El resto del tiempo limpio pero extra relajadamente, para empezar es un piso (no un chalé como antes) y mi jefa de nombre euskérico no es para nada como Yolanda, tiene un desastre en su armario, no le gusta la cocina y se lo toma con calma. Aspiro, sacudo, doblo ropa, riego plantas, etc., de cuatro a seis y media, luego plancho un poco y después hago la cena o me quedo con las niñas en la bañera.

Ella es de San Sebastián, el de Madrid, hay un abuelo catalán y uno canario, las abuelas son consentidoras buena onda, una pija, la otra no. Al escapar del anterior trabajo lo último que deseaba era volver a tratar con escuincles ajenos, ¡tenía un miedo! Lo voy superando, E me cae bien, es muy joven para tener tres, le encanta. Me hace gracia lo del carné de familia numerosa, desde el término y todo, no es que tres me parezca poco, no, pero tres por pareja en mi familia es tan normal, numerosa-numerosa una que tiene cinco hijos, ja. Yo jamás voy a tener un hijo, no me interesa ser madre, creo que me aburriría y me iría un día sin decir dónde, pero me gustaría que todos los que sí, fueran como E, es demasiada su paciencia. Desde el inicio me recordó a la segunda esposa de mi papá, Rhubria, con todo, acento y distancia hablan exactamente igual, la forma de explicar y pedir las cosas, el sentido del humor, los gestos. Los primeros días me asusté. Tiene la misma edad que ella cuando estuvo con mi padre y vivíamos juntos, ese tiempo fue bonito.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio