-193. Rico.
Dormí muy bien, soñé con mi hermana y mi padre, que se habían hecho adeptos a una nueva religión, tenían enjaulados en el patio trasero conejos y pollos, ella decía que habían aparecido así, sin más. Que eran un regalo de Dios. Yo estaba de visita, luego me regresaba pero no sé a dónde, no sé si a Madrid o al D.F. Descansé, qué bueno.
Es la primera vez que tengo las uñas tan largas, mi trabajo no me da tiempo a mordérmelas, antes lo hacía sin darme cuenta. Voy a limarlas, ahora mismo están muy silvestres. Muero de hambre.
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