jueves, 22 de enero de 2009

-30. Cambio y corto.

Ya me di cuenta que no puedo hacer entradas mono temáticas, me rindo. Esto será un 'Querido Diario' hasta que dios quiera, sin agotadores intentos de parar en una cosa y dejar de saltar de un lao a otro. Ayer fui al consulado de México, la chica que me atendió mostraba felicidad de becaria, se portó buena onda, resolvió todas mis dudas y me explicó que para solicitar cualquier documento a mi querido país de origen debo obtener primero mi 'matricula consular', trámite sin costo -posiblemente el único del menú- y rápido, sólo algunas horas. Parece que esto debí hacerlo hace tiempo porque según algunos foros de internet ese número/carné/documento es útil para cosas de la vida real como abrirse una cuenta de banco, dejar de llenar cochinitos de barro y acceder al fascinante universo de los móviles de contrato, entre otros.

Vengo de la papelería, una chiquitina que queda a la vuelta de la esquina. Adentro, tanto letrero anaranjado fosforito me confunde, SE ALQUILA, SE VENDE, SE ALQUILA, SE VENDE, SE ALQUILA, SE VENDE. Se alquila/Se vende, ¿qué? Son tantos. No sé si están a la venta o son de verdad una propuesta del dueño a un posible interesado. No recuerdo haberles visto precio. Sí luce como un sitio en liquidación. Saqué tres fotocopias a la hojita que llevaré mañana y dos a mi pasaporte, compré un fólder azul bien feo y un llavero de pez gigante que además ¡es monedero!, recién lo he descubierto. Hace más de una semana que llevo el juego de llaves en el sobrecito que me dio el cerrajero y traerlas sueltas no está bien, supongo. También necesito una fotografía tamaño infantil, así que caminé al metro más cercano porque en casi todos hay un fotomatón (fotocabinas, instant photo, fotoautomat, etc.) pero resulta que en el mío no, ¡jolín! Tons, regresé a casa con los papeles y el llavero pero sin la foto ni tiempo aire en el móvil porque ya en la panadería donde hacen recargas me di cuenta de que no llevaba el teléfono y público en general, soy incapaz de aprenderme mi número, es así. De la vergüenza ni compré una barra, salí y subí el volumen a mi reproductor musical amarillo, iPod, malquerido pero eficiente, que he decidido estrenar después de que el otro me abandonara, finalmente.

Ahora, debo arreglarme y salir a estrellarme contra el viento haciendo eso que aun no contaré a detalle, no todavía.

1 comentarios:

Anonymous Tamayo ha dicho...

Yo no puedo no aprenderme mi numero, de ser necesario paso un dia entero repitiendolo

22 de enero de 2009, 11:03  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio